ORIGEN Y EXPANSIÓN POR EUROPA
El estilo gótico nació como tal, en el norte de Francia, a principios del siglo XII, como una evolución técnica de las formas de las escuelas románicas regionales, aunque ya a finales del siglo XI se había construido en Inglaterra la catedral de Durham, con bóveda de crucería y estructura gótica. En los primeros momentos, en el denominado estilo de transición, que se alarga hasta finales del siglo XII, se sigue manteniendo cierta forma o fisonomía románica. Por ejemplo, en el primer gótico se mantiene una estructura de proporcionalidad, base clásica, en las fachadas, propia del románico, que se puede observar en la catedral de Notre Dame de París, que más adelante se perderá en beneficio de efectos mucho más verticales. De forma esquemática se dice que la arquitectura de este periodo es una arquitectura románica con bóvedas y arcos apuntados.
Al comenzar el siglo XIII el estilo gótico, denominado en este periodo, gótico clásico, llega a su perfección en las regiones de Normandía y la isla de Francia, territorio de dominio real de los alrededores de París. Desde allí se extendió a todo el resto de Francia. Se difundió durante el siglo XIII al Sacro Imperio Germánico, Inglaterra, España e Italia por el enorme crecimiento económico gracias a las rutas comerciales abiertas por las cruzadas, el avance de las comunicaciones y el correspondiente auge del comercio en el mediterráneo. Esta nueva situación provocó la decadencia del feudalismo y el surgimiento de una sociedad urbana basada en una economía industrial que propicia el desarrollo de una nueva clase social: la burguesía, que se erigió en uno de los principales promotores del nuevo arte junto a la iglesia y la corte.
En los inicios del siglo XIV la arquitectura aumenta su esbeltez, tiende a la estilización, iniciándose la independización de la pintura y escultura.
A partir de la mitad del siglo XV, comienza el denominado gótico tardío, su fase más barroca con una creciente riqueza decorativa.
En este vídeo se observa una serie de imágenes de obras del Gótico a lo largo de toda Europa:
http://www.youtube.com/watch?v=fBzsUT4A2Pc
Plantas
La planta de las grandes iglesias góticas responde a dos tipos principales:
· De tradición románica. En él se observan casi las mismas formas que en el estilo románico y más comúnmente la de cruz latina, con girola o sin ella pero con los brazos poco salientes y con los ábsides frecuentemente poligonales. Las iglesias abaciales, sobre todo, cistercienses, siguen este tipo con brazos muy salientes como en la época románica. Y en las iglesias menores o populares se adopta como planta más común la de cruz latina o la rectangular y con un solo ábside poligonal en la cabecera;
· De salón. La planta carece de crucero de brazos salientes (aunque no deja de ostentarse más o menos la simbólica cruz de en medio), el templo de salón presenta una disposición basilical y posee, como mínimo, tres naves de igual altura y, por consiguiente, un sistema de iluminación lateral. Los espacios interiores son amplios y desahogados, abarcables con una sola mirada y tremendamente unitarios, de ahí que parezcan o tengan el aspecto de un gran salón.
En todo caso, la planta se divide en tramos rectangulares o cuadrados determinados por las columnas y arcos transversales y sobre éstos, cargan las bóvedas de crucería. Desde mediados del siglo XIII se hace común el abrir capillas en los lados de las iglesias, entre los contrafuertes, para satisfacer la devoción de los gremios o cofradías y del pueblo en general, ya que antes de esta época era raro admitirlas fuera de los ábsides.
Bóveda de crucería
La necesidad de crear amplios espacios cubiertos motivó hallar un sistema constructivo que, manteniendo, e incluso reduciendo el grosor de muros y contrafuertes, consiguiera ampliar este volumen interior: es la arquitectura gótica, que permitió aligerar el peso de las cubiertas mediante el equilibrio de las fuerzas verticales y horizontales para que se contrarresten entre si. El peso de la bóveda se trasmitirá a los cimientos a través de los pilares, interviniendo apenas los muros que sólo servirán de cerramiento del espacio arquitectónico.
El uso del arco ojival reduce los empujes laterales, pues es más vertical que el de medio punto. Este arco genera un nuevo tipo de bóveda, la de ojiva o crucería, que ya se había utilizado en la arquitectura normanda, configurada mediante el cruce de dos arcos formeros, llamados nervios, que transmiten el peso de la bóveda y sus plementos a cuatro pilares; Así, entre pilares, el muro apenas soporta peso y puede ser sustituido por luminosos ventanales vidriados.
Con respecto a la bóveda de cañón, predominante en la arquitectura románica, la principal ventaja de la de crucería es que transmite el peso sólo a los pilares. Estos se refuerzan con contrafuertes (ya utilizados en el románico), o con arbotantes, otro elemento característico del gótico. Los muros ya no necesitan ser tan gruesos como en el románico, y pueden ser fácilmente perforados con grandes vanos.

En su esquema más simple, la bóveda de crucería (cuatripartita), es otro de los elementos distintivos de la arquitectura gótica. Consta de cuatro arcos apuntados en los correspondientes lados, más otros dos que se cruzan diagonalmente pasando por el centro. Se genera así una cubierta de volúmenes complejos, en la que el espacio entre los arcos forma paños bien diferenciados (plementos). Desde su interior podremos apreciar no sólo la plementería, sino también el cruce de los arcos, que forman unos nervios que separan las cuatro partes de la bóveda.

Desde este modelo inicial, las bóvedas góticas evolucionaron progresivamente hacia una mayor complejidad de sus trazados. Puede señalarse también el frecuente empleo de la bóveda de crucería sexpartita, en dos de cuyos lados el número de arcos ojivales se duplica, compartimentando la plementería en seis partes.
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